Cuando llega el frío, toca abrir el armario y sacar la ropa de invierno. Pero si eres alérgico a los ácaros del polvo, este momento puede convertirse en un auténtico reto: estornudos, picor de ojos, congestión… todo por la acumulación de polvo y alérgenos durante los meses de almacenamiento.
La buena noticia es que existen trucos sencillos para reducir al máximo la exposición a los ácaros y disfrutar de tus prendas de abrigo sin molestias.
1. Lava la ropa antes de usarla
Aunque la guardaste limpia, la ropa almacenada durante meses acumula polvo y ácaros. La mejor forma de eliminarlos es lavarla a 60 °C siempre que la prenda lo permita.
Si la ropa es delicada, usa un detergente o aditivo antiácaros.
Lava bufandas, gorros y guantes también, aunque los uses poco.
2. Airea las prendas en el exterior
Antes de lavarlas, cuelga las prendas al aire libre. Así evitas que el polvo acumulado se libere dentro de casa.
Si no puedes hacerlo fuera, abre las bolsas en una habitación bien ventilada y sin alfombras.
3. Limpia el armario antes de colocarlas
Los ácaros no solo están en la ropa, también en el armario.
Pasa la aspiradora con filtro HEPA por estantes y rincones.
Limpia con un paño húmedo las superficies para atrapar el polvo.
4. No sacudas dentro de casa
Sacudir jerséis o abrigos en el interior libera una nube de alérgenos que puede desencadenar la reacción alérgica. Hazlo siempre en el exterior o directamente al lavarlos.
5. Usa fundas herméticas para el próximo cambio de temporada
Una de las mejores formas de prevenir problemas en el futuro es guardar la ropa de invierno en fundas transpirables o con cierre zip. Esto reduce la acumulación de ácaros y polvo.
Puedes añadir bolsitas antihumedad para mantener el armario seco.
6. Controla la humedad en casa
La humedad es el mejor aliado de los ácaros. Mantén tu armario y dormitorio por debajo del 50% de humedad relativa.
Un deshumidificador o incluso dispositivos antiácaros por ultrasonidos pueden ayudarte a mantenerlos bajo control.
En resumen
Sacar la ropa de invierno no tiene por qué ser un suplicio para quienes sufren alergia a los ácaros del polvo. Con una rutina de lavado, ventilación y almacenamiento adecuados, es posible reducir la exposición y disfrutar del invierno sin estornudos.
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